Contenidos de la clase (para completar el cuaderno)

Contenidos de la clase

martes, 27 de agosto de 2024

Poemas de Alfonsina Storni, Delmira Agustini y Virginia Brindis de Salas

 


Lo inacabable”, Alfonsina Storni


No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores…
el tronco seco dará nuevas hojas.


Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.


Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.


Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.


Mas… ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!



Date a volar”, Alfonsina Storni


Anda, date a volar, hazte una abeja,

En el jardín florecen amapolas,

Y el néctar fino colma las corolas;

mañana el alma tuya estará vieja.


Anda, suelta a volar, hazte paloma,

Recorre el bosque y picotea granos,

Come migajas en distintas manos

La pulpa muerde de fragante poma.


Anda, date a volar, sé golondrina,

Busca la playa de los soles de oro,

Gusta la primavera y su tesoro,

La primavera es única y divina.


Mueres de sed: no he de oprimirte tanto...

Anda, camina por el mundo, sabe;

Dispuesta sobre el mar está tu nave:

Date a bogar hacia el mejor encanto.


Corre, camina más, es poco aquéllo...

Aún quedan cosas que tu mano anhela,

Corre, camina, gira, sube y vuela:

Gústalo todo porque todo es bello.


Echa a volar... mi amor no te detiene,

¡Cómo te entiendo, Bien, cómo te entiendo!

Llore mi vida... el corazón se apene...

Date a volar, Amor, yo te comprendo.


Callada el alma... el corazón partido,

Suelto tus alas... ve... pero te espero.

¿Cómo traerás el corazón, viajero?

Tendré piedad de un corazón vencido.


Para que tanta sed bebiendo cures

Hay numerosas sendas para ti...

Pero se hace la noche; no te apures...

Todas traen a mí...



Hombre pequeñito”, Alfonsina Storni


Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
ni me entenderás.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.



Tú me quieres blanca”, Alfonsina Storni


Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada .

Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua:

Habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.






El intruso”, Delmira Agustini


Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de blancura.


Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura;
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.


¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si duermes, duermo como un perro a tus plantas!
¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;


y tiemblo si tu mano toca la cerradura;
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!



Lo inefable”, Delmira Agustini


Yo muero extrañamente… No me mata la Vida,
No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida…
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida
Devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?…

¡Cumbre de los Martirios!… ¡Llevar eternamente,
Desgarradora y árida, la trágica simiente
Clavada en las entrañas como un diente feroz!…

¡Pero arrancarla un día en una flor que abriera
Milagrosa, inviolable!… Ah, más grande no fuera
Tener entre las manos la cabeza de Dios!



Explosión”, Delmira Agustini


¡Si la vida es amor, bendita sea!
Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul de sentimiento.

Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea.
¡La vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!

Hoy partió hacia la noche, triste, fría...
rotas las alas, mi melancolía;
como una vieja mancha de dolor

en la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!






Fragmento de “Mis dos tíos ilustres”, Virginia Brindis de Salas


Los gandes hombres de mi sangre y de mi raza, señores. Esta raza de tan grandes valores morales, que cuando se quiere hablar de fidelidaad y nobleza, a ella se recurre y cuando se necesita recordar el coraje desbordante o sufrido, ella es también un exacto punto de referencia. Al evocar a estos dos negros ilustres y líricos, cómo me lleno de esperanza en el porvenir y cómo pienso en la conquista lenta y segura de la liberación de la raza. Algún día, Africa, su cuna, resplandecerá por ella. Bien sabemos cómo en Estados Unidos la colectividad es ya una fuerza positiva y creciente, con grandes cerebros científicos y creadores. (...)


Negros de todo el mundo; negros de América, negros de Europa; ¡oh! fuerte y querido Rene Marán!, no olvidéis dos glorias que si me pertenecen a mi por herencia de sangre, os pertenecen también a todos por herencia de raza: Claudio Brindis de Sala el magnífico; Gabino Ezeiza, el célebre. Yo me inclino reverente ante sus sombras inmortales!...”



Navidad palermitana”, Virginia Brindis de Salas


Cielo con muchas estrellas

Y luna blanca y redonda.

Qué linda que fué en Palermo

La noche de Navidad.

Enfarolada de cañas

Y de vinachos guerreros

La negrada entusiasmada

Hacía repicar los cueros.

Candombe de Navidad,

Candombe de sol caliente,

Reminiscencia africana

Que reviven los morenos

En nuestra fiesta cristiana.

Recinto de los esclavos

Del viejo Montevideo,

En donde por vez primera

Repicó mi tamboril.

Con mi candombe te evoco,

Con mi candombe te canto

Porque hoy los negros son libres

En esta tierra Oriental.



Lamento Negro”, Virginia Brindis de Salas


¿Sabe, compañero,

Qué cosa me hicieron?,

Todo me estropearon;

Es una crueldad.

Pronto llega el día

Que todo concluye

Y entonces el negro

Tendrá libertad.

Andembo y andembo.

No cobrar la infamia

Que Pancho sufrió.

Qué importa que el alma

Se encuentre oprimida

Si un rayo de luz,

Nos puede dar vida!!!


Sombras”, Virginia Brindis de Salas


(A los marinos de la Unión Soviética; de Estados Unidos, China y Francia Liberada e Inglaterra, que cayeron para siempre en todos los mares del mundo por la libertad.)


Rostros sin una mueca

con manchas escarlatas

van y vienen en la noche

más densa del siglo veinte.


Labios sin una queja

en alas de blanda muerte;

bólidos surcando el cielo

zahiriendo al “Padre Eterno”.


Cuerpos convulsos, magros;

bocas sin un sonido,

ojos que miran siempre

hacia la noche aguda.


Pies y manos que molieron

los días en los talleres

se detienen, se detienen

crispados en duros sueños.


Yo sé que hubo un día

en el campo, en las ciudades,

remolinos de quimeras

en los hombres que se fueron.


Como yo se ilusionaron

y miráronse a los ojos

cara a cara con sus dones

como en aguas de un estanque.


El mar al piélago arrastra

sus pobres humanidades;

y en la tierra socavada

de a centenares se pudren.


Cuando veas una sombra

en mitad de tu camino

y te hable, no te asuste

que no es fantasma, es un hombre.


Pregón número uno”, Virginia Brindis de Salas


Toma mi verso

Marimorena

yo sé que lo has de beber

como una copa de alcohol,

a cambio de él

quiero tu angustia

Marimorena.


Quiero tu angustia,

quiero tu pena,

toda tu pena

y el tajo de tu boca

cuando ríes

como una loca

Marimorena,

toda ebria

más que de vino,

de miseria.


Tu voz,

que nunca arrulló

a tus hijos

ni a tus nietos

y es voz de paria

arrulla mimosamente

toda la prensa diaria.


Y no hay quien te haga callar

por dos vintenes un diario

no hay quien deje de comprar

para aliviar tu sudario.


Déjame ver tu cara

Marimorena,

que la atención acapara

causando lástima y pena.


Cuánto te deben

Marimorena,

esos que escriben

y que tú pagas

con tus vintenes,

con tus pregones,

por la mañana

y por la tarde

miles de veces;

en cambio tú

pagas con creces;

su periodismo,

su propaganda politiquera

todas sus lacras, su egoísmo,

sus fementidas torpes carreras.


Marimorena

todos los días vende los diarios;

tiene una pena

Marimorena

y es su sudario.



El Cerro”, Virginia Brindis de Salas


Como un gigante se emplaza

entre la rada y el mar:

falda y cerro, carne y grasa

al fondo de la pleamar.

Mas, ¿quién le dice a tu suerte

y a tu cumbre portentosa

que eres la mala muerte,

Cerro, trabajo y fosa?

Pared y techo de adobe

que tirita en los andrajos;

¿truán que la vida robe?

señor en los barrios bajos.

Cima y falda, fortaleza

entre el pez de la bahía

que engulle la milloneza

sanguínea fábrica al día.

Despierta la dura tierra

vapor de bronca, sirena;

otros que llegan y encierran

la vida entre cadenas.

Manos rudas y crispadas

por costra de la cadena;

máscaras desencajadas

y labios sin decir pena.

Domingos de la miseria

abren niñas de los ojos

y sangre dan las arterias

torne sí o no al despojo.

Tumulto de muchas cosas

y habitación miserable

donde la vida reposa

en la vida deleznable.

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SELECCIÓN DE POEMAS de distintos autores y épocas




Oliverio Girondo

Llorar a lágrima viva


Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo…
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!




Gioconda Belli

Conjunción


Afuera
la noche agazapada
aguarda como un tigre
el salto mortal a través de la ventana,
en este recinto donde dolorosamente
hago surgir del aire las palabras
me asombra la latente presencia de un beso sobre la pierna.
No hay nadie sólo mi cuerpo solo
mi cuerpo y los cabellos extendidos en imágenes
estoy yo y están ellas
las mujeres sin habla
esas que mis dedos alumbran
esas que la noche se lleva en su aliento de luna.

Mujeres de los siglos me habitan:
Isadora bailando con la túnica
Virginia Woolf, su cuarto propio
Safo lanzándose desde la roca
Medea Fedra Jane Eyre
y mis amigas
espantando lo viejo del tiempo
escribiéndose a sí mismas
sacudiendo las sombras para alumbrar perfiles
y dejarse ver por fin
desnudadas de toda convención.

Mujeres danzan a la luz de mi lámpara
se suben a las mesas dicen discursos incendiarios
me sitian con los sufrimientos
las marcas del cuerpo, el alumbramiento de los hijos
el silencio de las olorosas cocinas, los efímeros tensos dormitorios
mujeres enormes monumentos me circundan
dicen sus poemas cantan bailan recuperan la voz
dice: No pude estudiar latín no pude escribir como Shakespeare.
Nadie se apiadó de mi gusto por la música
George Sand: Tuve que disfrazarme de hombre,
escribí oculta en el
nombre masculino.
Y más allá Jane Austen acomodando las palabras de "Orgullo y Perjuicio"
en un cuaderno en la sala común de la parroquia
interrumpida innumerablemente por los visitantes.

Mujeres de los siglos adustas envejecidas tiernas
con los ojos brillantes descienden a mi entorno
ellas perecederas inmortales
parecieran gozar detrás de las pestañas
viendo mi cuarto propio
el nítido legajo de papeles blancos
la negra electrónica máquina de escribir
los estantes de libros
los gruesos diccionarios
el cenicero de ceniza
el humo del cigarro.

Yo miro los armarios con la ropa blanca
las pequeñas y suaves prendas íntimas
la lista del mercado en la mesa de noche

siento la necesidad de un beso sobre la pierna.




Federico García Lorca

El poeta dice la verdad


Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores,
con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
ni sombra por la carne estremecida.




Fortunato Ramos

Yo jamás fui un niño


Mi sonrisa es seca y mi rostro es serio,

mis espaldas anchas, mis músculos duros

mis manos partidas por el crudo frío

sólo ocho años tengo, pero no soy niño.


Detrás de mis ovejas ando por el cerro

y cargau mi leña bajo hasta mi puesto

a soplar el fuego, a mismiar mi soga,

y no tengo tiempo para ser un niño.


Los años caminan y todo es lo mismo,

moti, sal con lechi son mis caramelos,

mi juguete un chivo o el perro ovejero,

poco tiempo tengo, pero no soy un niño.


Mi avión de juguete es un cuervo viejo,

mi camión un burro de trotar muy lento,

mi amigo, es el zorro que roba mis cabras

y es todo mi consuelo de poder ser niño.


Mi rostro es de viejo y mi andar de agüelo,

mis callos partidos por piedras del cerro,

mi poncho rotoso por el fuerte viento,

todo eso me dice, que no soy un niño.


¡Y no hay reyes magos,

no hay Días del Niño,

jamás tuve suerte

de poder ser niño!




Pablo Neruda

Poema XX


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”


El viento de la noche gira en el cielo y canta.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.


Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.


Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.


Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.


Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.




María Elena Walsh

Como la cigarra

Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí,
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y seguí cantando.

Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.
A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.




Vicente Huidobro

Altazor (fragmento)


Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad?
¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa
Con la espada en la mano?
¿Quién sembró la angustia en las llanuras de tus
( ojos como el adorno de un dios?
¿Por qué un día de repente sentiste el terror de
ser?

Y esa voz que te gritó vives y no te ves vivir
¿Quién hizo converger tus pensamientos al cruce
( de todos los vientos del dolor?
Se rompió el diamante de tus sueños en un mar
( de estupor
Estás perdido Altazor
Solo en medio del universo

Solo como una nota que florece en las alturas del
(vacío
No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni
( belleza


¿En dónde estás Altazor?

La nebulosa de la angustia pasa como un río
Y me arrastra según la ley de las atracciones

La nebulosa en olores solidificada huye su propia
( soledad
Siento un telescopio que me apunta como un
( revólver

La cola de un cometa me azota el rostro y pasa
( relleno de eternidad
Buscando infatigable un lago quieto en donde
( refrescar su tarea ineludible
Altazor morirás Se secará tu voz y serás
( invisible



Alfredo Mario Ferreiro

El dolor de ser Ford


¡Qué dolor debe dar
ser siempre Ford!

Ser Ford...
Y no ser un alado Packard,
un soberbio Lincoln,
un trompudo Renault,
o un ancho Cadillac.

Ser Ford,
ser siempre hojalata.

Y que todos digan:
-Ahí va un Ford. Como quien dice:
-Ahí va un cualquiera.

¡Y saber en lo íntimo
de las bujías y del carburador,
que se es automóvil como los otros autos,
y, a lo mejor, mejor!...




Mario Benedetti

Corazón coraza


Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.




Omar Khayyam

Rubaiyyat


Mira a tu alrededor. No hallarás más que aflicción, angustias y desesperos.

Tus mejores amigos están muertos. La tristeza es tu sola compañía.

¡Pero, alza la cabeza! ¡Abre tus manos! Toma aquello que deseas

y puedes alcanzar. El pasado es un cadáver al que debes enterrar.



¿Tú sabes lo que te puede suceder mañana? Sé confiado o el infortunio no dejará de justificar tus temores.

No te ates a nada, no preguntes a los libros ni a la gente, porque nuestro destino es insondable.



La aurora ha llenado de rosas la copa del cielo.

En el aire de cristal se agota el canto del último ruiseñor.

El olor del vino es más ligero. Y pensar que en este momento

los insensatos sueñan con gloria y honores. ¡Qué sedosa es tu cabellera, mi bienamada!




Safo

Poema de amor


Igual parece a los eternos Dioses.
Quien logra verse frente a Ti sentado:
¡Feliz si Goza tu Palabra Suave,
Suave tu risa!
A mí en el pecho el Corazón se oprime.
Sólo en mirarte: ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir; y rota
Calla la lengua
Fuego Sutil dentro de mi cuerpo todo
Presto discurre: los inciertos ojos
Vagan sin Rumbo, los oídos hacen
Ronco Zumbido
Cúbrome toda de Sudor helado:
Pálida quedo cual marchita hierba
y ya sin Fuerzas, sin Aliento, Inerte
Parezco muerta.




Idea Vilariño

Puede ser


Puede ser que si vieras Hiroshima
digo Hiroshima mon amour
si vieras
si sufrieras dos horas como un perro
si vieras
cómo puede doler doler quemar
y retorcer como ese hierro el alma
desprender para siempre la alegría
como piel calcinada
o vieras que no obstante
es posible seguir vivir estar
sin que se noten llagas
quiero decir
entonces
puede ser que creyeras
puede ser que sufrieras
comprendieras.